Apéndice Financiero 19 de mayo de 2017

19 de mayo de 2017

En el anterior Apéndice (Coger la ola) realizábamos algunas reflexiones acerca del actual escenario de transformación tecnológica que incide sobre el conjunto de la actividad económica y específicamente sobre la banca y las finanzas.

La relevancia del tema aconseja profundizar algo más en el mismo, de forma que, en este Apéndice, vamos a aportar aspectos, datos y reflexiones adicionales.

Mencionábamos en el anterior análisis que los abanderados del proceso fintech consideran que nos encontramos ante una transformación radical que generará un cambio de modelo de negocio.

Argumentan que el proceso supone la eliminación de fricciones y opacidades y conlleva flexibilidad, rapidez y transparencia, generando mayor eficiencia y menores costes. Todo lo cual dará lugar a una mayor inclusión financiera, popularizando productos y servicios. Esto es, permitirá alcanzar una prestación, de mayor calidad, a capas más extensas de población. Esta transformación afectaría substancialmente a la Banca y a las finanzas

En este sentido, ya se estaría produciendo una atracción del talento desde segmentos como Banca y Consultoría hacia Fintechs. En un proceso de ruptura como el actual, el talento preferiría ser agente disruptivo en empresas con rápida innovación y resultados.

Someramente, y aunque sólo sea como indicativo del tipo de actividad y segmentos que se considera se verá significativamente afectado, creemos oportuno recoger algunos casos concretos de esta captación de talento:

Tan pronto acabó su MBA dividido entre IE y la Escuela de Negocios Stern de la Universidad de Nueva York, Niels Turfboer (que ocupó puestos senior en ABN Amro e ING) orientó su actividad hacia la disrupción -por parte de empresas emergentes- de la operatoria existente en el mercado de las empresas financieras en las que había trabajado. En la actualidad es director para UK y Benelux de Spotcap, una empresa de Estados Unidos especializada en la financiación a pequeñas empresas.

Neha Goel, antigua consultora de Deloitte, pasaría por la Wharton School y se uniría a Braintree una empresa que facilita el pago de clientes a empresas que prestan servicios basados en aplicaciones (Facebook, Airbnb, Uber).

Giles Andrews, fundador de la Plataforma Zopa de préstamos on line o Taavet Hinrikus, jefe ejecutivo de TransferWise, plataforma on line de compraventa de monedas, son MBAs de Insead.
Jeff Lynn y Carlos Silva, desarrollaron conjuntamente el plan de negocio de Seedrs -orientada a facilitar financiación a empresas de rápido crecimiento o que inician su actividad- como parte de su MBA en el Saïd Business School de la Universidad de Oxford.

Nick Hungerford fundó Nutmeg empresa on line de servicios de banca privada, tras finalizar su MBA en la escuela de negocios de Standford.

Todos ellos, comparten el deseo arraigado de estar en el inicio de un proceso disruptivo en un sector que, consideran, no alcanzan los estándares adecuados de calidad en la prestación de sus servicios, y afirman que la Fintech elevará esos estándares y facilitará la inclusión financiera a bajos costes, en la medida en que, en mejores condiciones, haría más rápido, transparente y accesible, no sólo productos de la banca tradicional sino, asimismo, servicios y productos implicados en la banca privada, fondos de pensiones y fondos de inversión.

En las principales áreas económicas mundiales se está regulando la banca abierta. Entre otros objetivos, se pretende facilitar la financiación de pymes -especialmente afectada como resultado de la crisis-. En este escenario, sin lugar a dudas se suscitarán grandes oportunidades empresariales. Nuevos entrantes, y economías emergentes, se lanzarán a aprovecharlas.

Pero, las fintech no sólo están presentes en los segmentos mencionados en párrafos anteriores, avanzan asimismo en sistemas de bases de datos, inteligencia artificial, seguros o ciberseguridad. Los mercados están muy pendientes de cualquier oportunidad que se pueda suscitar en los mismos.

Así, cuando hace unos días se produjo el episodio Wannacry a nivel global, los inversores vieron raudos una oportunidad de inversión en las empresas de ciberseguridad. Citi Research recoge el caso de Sopho, una empresa británica en expansión mundial (recientemente anunció la adquisición de la estadounidense Invincea, presente en servicios financieros, sanitarios y de la Administración) y que presta servicios de ciberseguridad a 250.000 empresas medianas en 150 países, así como a colegios y hospitales. Esta empresa inició su cotización el día siguiente al ataque con una subida que la situaba en máximos históricos.

A este respecto, es interesante considerar que la Unión Europea, a través de directivas como la conocida como GDPR -que el próximo año sancionará con el 4% de sus beneficios a las empresas cuyos datos sufran ciberataques- trata de neutralizar estos riesgos. Esto es, convierte la ciberseguridad en una prioridad esencial.

Aludíamos a la oportunidad que estos procesos representan para nuevos entrantes y economías emergentes. Consideramos esto muy relevante, en la medida en que los actuales procesos hacen posible alcanzar aceleradamente economías de escala, y dimensión, frente a gigantes actuales que tienen la posición tomada.

Así, China se ha erigido como uno de los dos grandes mercados fintech, junto a Estados Unidos. Atendiendo a datos de Citigroup, la suma de ambos países representa el 90% de la inversión en fintech.

El pasado año, la inversión en este proceso se dobló en China (hasta un total de en torno a nueve mil millones de dólares), si bien lo hizo fundamentalmente como resultado de un acuerdo, en el que Ant Financial -brazo de pagos digitales de Alibaba- captó financiación por importe de casi cinco mil millones de dólares. A pesar de partir desde un débil sistema de pagos y de bancos comerciales, China se incorpora aceleradamente a la revolución tecnológica y se asegura saltos cualitativos significativos a través de una rápida innovación.

Significativamente, el Banco Central chino anunció recientemente la creación de un Comité de tecnología financiera, con el propósito de fortalecer los trabajos de investigación, planificación y coordinación con relación al proceso fintech. Dicha actividad estará orientada a profundizar en la influencia de dicho proceso en las áreas de política monetaria, mercados financieros, estabilidad financiera, acuerdos futuros de pagos o regulación de estos procesos, entre otros aspectos, a fin de controlar el desarrollo sano y ordenado de los fintech en China.

Pero, mencionábamos en párrafos anteriores a Ant Financial (brazo de pagos digitales de la china Alibaba, especializada en comercio electrónico). La complejidad, relevancia y carácter estratégico del proceso fintech se pone de manifiesto en hechos como la carta recientemente remitida al secretario del Tesoro de Estados Unidos, por parte de varios senadores republicanos, en la que manifiestan que la adquisición de la estadounidense MoneyGram por la china AntFinancial podría dañar la infraestructura financiera de Estados Unidos. En este sentido, se ha reclamado una revisión exhaustiva del acuerdo de adquisición por parte del Comité de Inversiones Extranjeras de Estados Unidos. Y ello, a pesar de que Alibaba ha prometido incorporar a su plataforma comercial hasta un millón de pequeñas empresas USA -a fin de facilitarles la exportación-, así como a crear un millón de empleos en Estados Unidos.

A pesar del miedo del sector Fintech a que la eventual presión de los grandes bancos europeos impidiese que la legislación de la Unión Europea relativa a banca abierta facilitase la flexibilidad y transparencia que consideran necesarias, un conjunto de bancos europeos que incluyen HSBC, Deutsche Bank y KBC han creado un grupo de trabajo para desarrollar el sistema blockchain para la actividad financiera.

Atendiendo a un ámbito global, grandes bancos canadienses lanzaron recientemente un proyecto para poner la identidad de clientes en un sistema blockchain desarrollado por IBM y SecureKey.
Este movimiento encerraría gran trascendencia en la medida en que, desde la perspectiva de quienes lideran estos procesos, en las plataformas de información descentralizada nadie, desde una posición central, controlará el contenido.

La Segunda Directiva de Servicios de Pago de la UE, cuya finalización está en manos de la EBA, estaría orientada a facilitar la banca abierta, poniendo a disposición de los nuevos entrantes datos de clientes que así lo autoricen.

Ante la finalización de este paso regulatorio, se agudiza la batalla entre empresas fintech y sector bancario. La privacidad, la estabilidad financiera o los ciberataques forman parte del argumentario puesto sobre la mesa, en un escenario que puede modificar el actual equilibrio de poderes.

Decíamos en el anterior Apéndice que, en este escenario, en el que dirimen contendientes ya curtidos en grandes batallas -a la vez que poderosos para desarrollar dentro lo que les amenaza desde fuera- y nuevos entrantes audaces y capaces, podremos asistir a todo tipo de integraciones, fusiones y absorciones, y a diversidad de saltos, adelante y atrás.

Esto será así porque, entre los distintos sectores, hay vasos comunicantes, a la vez que un amplio abanico de grupos empresariales ha generado músculo suficiente.

A este respecto, atendiendo a los últimos datos de Standard & Poor’s Dow Jones Índices, entre los diez mayores dividendos, Apple ocupa la primera posición, con Microsoft, AT&T y Verison, en tercera, cuarta y quinta posición. La primera entidad financiera, JP Morgan, ocupa el décimo lugar.

El antiguo jefe ejecutivo de Microsot, Steve Ballmer, reconocía recientemente la notable evolución del precio de las acciones de esta compañía (80% superior al que alcanzaba en 2014, cuando él dejaba su puesto) aunque, mencionaba que los beneficios se mantenían relativamente planos.

El actual jefe de Microsoft, Satya Nadella, pilotando un notable programa de inversiones, tiene una respuesta contundente: estamos en un momento estratégico, ante una oportunidad generacional que reportará grandes crecimientos ulteriores.

Amazon o Alphabet -Google- están embarcados en procesos similares. Han leído las leyes que subyacen a la actual tendencia.

La élite empresarial global está en el proceso.

En el anterior Apéndice mencionábamos la posibilidad de que estas empresas –Google, Facebook, Apple,…- puedan, eventualmente, llegar a ocupar el centro del poder financiero pero ¿qué decir del posible uso del poder monopolístico de Microsoft y su potencial capacidad para controlar la economía digital?

Ciertamente, apasionante coyuntura ésta. De ahí que hayamos considerado de interés poner juntos, siquiera someramente, una serie de aspectos, datos y reflexiones. Una humilde ayuda para agentes empresariales y responsables políticos que, con toda seguridad, están en ello.

Pero, en nuestra habitual posición de prudencia, queremos concluir este Apéndice recomendando mesura en el análisis y, sobre todo, en las conclusiones y en las medidas y ritmos de adopción de las mismas.

El pasado año se registraron serios problemas de gobernanza en Lending Club, el mayor prestamista online de Estados Unidos que, sin lugar a dudas, crearon incertidumbre en los inversores de este sector, mientras que las cifras de actividad de fusiones y adquisiciones fintech, disminuyeron desde en torno a 47 mil millones de dólares en 2015 (cifra récord) hasta 25 mil millones en 2016, de acuerdo con datos de KPMG.

La necesidad de preservar la estabilidad financiera y evitar crisis de la envergadura de la actual estará, sin duda, en el centro de toda la regulación de este proceso.

“Quien, hace 20 años, invirtió 100 dólares en el gigante tecnológico Amazon, tiene hoy 64.000 dólares”, hemos leído recientemente.

Pero, también hemos podido leer “en el estallido de las dotcom, el valor de las acciones de Amazon–ajustado por la división de acciones- retrocedió desde 113$ en diciembre 1999, hasta 5,51$ en Octubre de 2001. Todo fluye, decíamos en el anterior Apéndice, aludiendo a Heráclito. Ciertamente.

Lo que, por otra parte, aconseja ver las cosas en sus justos términos, y contextualizarlas. Pero, manteniéndose siempre muy atentos a las tendencias, y a los movimientos de los demás. Todo el mundo mira a todo el mundo. Que nadie se despiste.