2 de octubre de 2017
Los salvadores que esperábamos, éramos nosotros.
Una vez pasadas en Europa las citas electorales relevantes que constituían un factor de incertidumbre para analistas e inversores, es oportuno realizar algunas reflexiones sobre la posible incidencia de los resultados de las mismas sobre los mercados y sobre la futura evolución económica.
. En primer lugar, debemos establecer que no es posible analizar dichos resultados sin considerar el elemento central que ha incidido en los mismos. Las crisis financiera y económica, que aún pugnamos por dejar atrás, han resquebrajado en algunos sitios, y roto en otros, consensos sociales y políticos fundamentales, elemento central que, por otra parte, ha operado como factor multiplicador de un deterioro que ya se estaba produciendo como resultado de la globalización económica.
. Ninguna sociedad se sostiene sobre la base de un consenso social roto.
. Cuando, en el pasado, analizábamos desde las llamadas economías desarrolladas las causas del atraso económico y social de otras sociedades, establecíamos como un factor determinante de dicha situación la inexistencia de una clase media amplia que generase estabilidad social y capacidad de demanda a fin de asegurar paz social y desarrollo económico, elementos básicos para la existencia de una sociedad estructurada.
. Pero, lo acontecido durante el pasado decenio obliga a una cura de humildad. Los buenos profesores hemos resultado malos alumnos.
. En las sociedades desarrolladas se ha socavado la clase media, ensanchado las diferencias y abismado a los peor posicionados. Los conflictos se han extremado y se han agudizado las contradicciones.
. Cuando éste es el escenario, quienes están llamados a hacerlo deben actuar a tiempo, asumir la responsabilidad y salir al paso de los problemas. La forma óptima de abordarlos exige ir al núcleo de los mismos. Así, en lugar de afrontar, una tras otra, las sombras proyectadas, hay que utilizar a tiempo la contundencia de un cirujano para extirpar, más pronto que tarde, aquello que las proyecta.
. El factor tiempo hace las cosas fáciles, o extremadamente difíciles.
. Siguiendo el símil futbolístico, una entrada a destiempo siempre es aparatosa.
. y, siguiendo este símil, qué duro debe ser, para un defensa central, tener que realizar dicha entrada antes que dejar perforar plácidamente la meta propia, tanto más duro cuanto más está en juego.
. En cualquier caso, incluso a destiempo, un cirujano debe asumir su responsabilidad, con la pulcritud posible, actuando sobre el núcleo, apartando las sombras. Con eficiencia en el uso de recursos y actuaciones.
. Como hemos mencionado en repetidos Apéndices, en el último decenio la Eurozona ha atravesado una grave situación, que aún no ha superado. Sus sociedades están resquebrajadas.
. El tejido productivo de algunas jurisdicciones de la Eurozona ha quedado seriamente tocado. Así, el PIB per cápita en términos de poder de compra aún permanece un 10% por debajo del existente en 2007 en Italia, un 20% en Grecia, y sólo 10 años después ha sido igualado en España o Portugal. A la vez que un indicador social tan significativo como la tasa de desempleo, o el endeudamiento de algunas de estas economías, aún mantienen niveles insostenibles.
. Como resultado de la quiebra social y del deterioro económico, los problemas latentes han aflorado agudizados, las grietas han derivado en auténticas fallas y las diferencias políticas han devenido antagonismos aparentemente insalvables.
. Los resultados registrados en un buen número de procesos electorales reflejan esta situación. Los perjudicados por el deterioro económico y por las medidas adoptadas aprovechan su capacidad de decisión para devolver el golpe. Cuanto peor, mejor.
. En cada ámbito, los antagonistas emboscados aprovechan estas corrientes para crecer y ensanchar sus huestes.
. Lo impensable torna verosímil.
. Quienes deberían reconducir abordan con soluciones de perfil bajo problemas de perfil alto.
. Los grandes organismos internacionales, FMI, OCDE o, recientemente BCE, son conscientes de la quiebra social y llaman a restablecer una mejor redistribución de las rentas, necesaria por otra parte en términos de equilibrios económicos.
. En realidad, estos organismos han diseccionado el escenario y han extraído una conclusión clara: es prioritario restablecer el consenso social, utilizar la política de rentas para retomar el estado del bienestar. Volver a estructurar la sociedad.
. Cuestión de orden. Cuestión de supervivencia.
. Durante estos años de profunda crisis el BCE ha hecho su trabajo tanto en los peores momentos de la crisis financiera global (2007-2009) como frente a la crisis de deuda en la Eurozona (2010-2012) haciendo posible que, desde 2013, el crecimiento de la producción per cápita de la Eurozona haya igualado al de Estados Unidos.
. En julio de 2012 el BCE retó contundentemente a los que apostaban por la desaparición del euro: adoptaremos las medidas que sean necesarias en su defensa y serán suficientes y, en agosto, el BCE estableció el programa OMT que redujo las excesivas rentabilidades que afrontaban, entre otras jurisdicciones, España o Italia. En 2015, el BCE lanzó su programa de compra de activos.
. Contundencia pulcra de cirujano.
. Aunque, en la adopción de algunas medidas, a juicio de los analistas, actuó tarde. Hizo una entrada a destiempo, necesariamente aparatosa, que posiblemente afectó a su imagen, lo que no fue óbice para dejar de actuar. Había demasiado en juego, la Unidad Monetaria.
. El BCE, buen defensa central, asumió su responsabilidad.
. Debió entender que es necesario actuar pronto más bien que tarde, pero, tarde más bien que nunca, y que hay que hacerlo, no sobre las sombras, sino sobre aquello que las proyecta.
. El establecimiento del Mecanismo de Estabilidad Europea, de Supervisión Única bancaria o los pasos dados hacia la unión del Mercado de Capitales representan, asimismo, respuesta de perfil alto.
. Desde estos Apéndices hemos mencionado, en múltiples ocasiones, la necesidad de que el BCE sea acompañado, con la misma determinación, desde el ámbito político de la Eurozona. Sin embargo, en el actual contexto, la timidez por un lado y la priorización de lo propio, por otra parte, parece haber desplazado y debilitado la atención al fortalecimiento de lo común.
. En este contexto, ulteriores pasos en el horizonte de integración europea se alejan en el tiempo. Así, la integración fiscal, el establecimiento de un Fondo de Garantía Bancaria común o la mutualización de la deuda, parecen poco factibles.
. El deterioro social, y su traslación a la política, operan como palos en la rueda de la unidad de objetivos en la Eurozona.
. Como hemos mencionado en Apéndices anteriores, este escenario exige su propio fortalecimiento a cada jurisdicción, así como despejar sus propias incertidumbres y eliminar sus propias debilidades.
. Garantizar la propia consolidación. Asegurar la propia supervivencia.
. Los salvadores que esperábamos, éramos nosotros.