Apéndice Financiero 4 de julio de 2017

4 de julio de 2017

Catenaccio

Como recogíamos en el anterior Apéndice, una vez que el Banco Central Europeo considera que una Entidad está en situación de no poder hacer frente a sus responsabilidades, o en curso a dicha situación, lo pone de manifiesto a fin de que, a la mayor celeridad, el Mecanismo de Resolución (SRM), a través de su Consejo (SRB) adopte las decisiones subsecuentes de resolución, dirigidas a mantener la confianza y estabilidad en el conjunto del sistema financiero.

En el caso reciente de dos bancos de la región de Veneto, el SRB decidió no aplicarles dicho mecanismo -lo que habría supuesto pérdidas importantes, previas, para acreedores seniors, como requisito que habilitase la inyección de dinero público-. Esta decisión se adoptaba sobre la base de que ninguna de las dos entidades implicadas realizaba una función crítica ni podía llegar a suponer un riesgo grave para la estabilidad del sistema financiero del país.

A partir de dicha resolución, las medidas de actuación debían ceñirse a los procedimientos de quiebra de la legislación de Italia que, sin embargo, hasta antes de la resolución del SRB, había estado alegando la trascendencia de dichas entidades respecto a la estabilidad financiera del país, a fin de conseguir autorización para inyectar dinero público en las mismas, evitando así la vigente legislación comunitaria. Como colofón, y en base a cláusulas legales de salvaguarda del interés general, se inyectó la cantidad pública necesaria para cerrar la operación evitando pérdidas a bonistas seniors y entregando la parte sana de dichas entidades a Intesa Sanpaolo, a la vez que se garantizaba a esta Entidad la cobertura de todos los gastos que pudiese ocasionarle la eliminación de oficinas y puestos de trabajo. El dinero público total implicado en la operación se elevaría a 17.000 millones de euros.

Este desenlace, considerado en el contexto de otros episodios recientes, pone de manifiesto lo perentorio de establecer una ley homogénea de insolvencia bancaria aplicable en el conjunto de la Eurozona.

De otro lado, algunos analistas vaticinan que la aparente “entente” que habría propiciado la solución aplicada a este caso representa el lecho final respecto a ulteriores pasos encaminados hacia la Unión Bancaria, tales como la implementación del Fondo de Garantías de Depósito Único.

En anteriores Apéndices, recogíamos cómo el Estado italiano, a través del Fondo Atlanta, garantizaba bonos que, emitidos por algunas entidades, habían sido colocados posteriormente a clientes minoristas. Esta cobertura era indubitadamente interpretada por los inversores: el mejor catenaccio es el que tiene al Estado como cancerbero.

Para los defensores de la competencia leal, esto representa destruir el buen juego: si sabes que, al final, el Estado –esto es, los contribuyentes- asumirá el coste, puedes especular relativamente relajado porque las facturas de los errores correrán de cuenta de otros. El concepto y la función de riesgo pierden así su contenido, y los recursos y las carteras derivan hacia posiciones inadecuadas. A largo plazo, no cabe esperar nada bueno de la quiebra en un concepto tan fundamental.

Pero, al fin y al cabo, como venimos apuntando en análisis anteriores, en el contexto actual estamos excesivamente instalados en la quiebra de conceptos fundamentales.

En definitiva, lo que subyace al resquebrajamiento de estos conceptos es el proteccionismo, esto es, el objetivo de defender a ultranza la portería propia. El catenaccio.

Decíamos en el anterior Apéndice, con relación a otro episodio reciente: “si en una Entidad financiera ha habido un problema de mala gestión prolongada, ha habido otro, similar, de supervisión”. Ya en agosto de 2015, un informe del BCE establecía la existencia de un serio problema de liquidez en Veneto Banca.

Pero, el contexto en el que se desarrolla el caso aquí analizado es ciertamente complejo. Es el resultado de malas prácticas bancarias, prolongadas y profundas, realizadas en un escenario en el que el analista de riesgo parece haberse ausentado y los vigilantes parecen no haber desempeñado correctamente sus funciones.

No se había abordado a tiempo una profunda reestructuración dirigida a poner fin a malas prácticas, extraños vínculos o formas societarias dudosas y, ante los problemas existentes, se permitía a los bancos implicados emitir deuda senior, con garantía del Estado.

De esta forma, en caso de quiebra, para el Estado era irrelevante el procedimiento a aplicar (resolución como aplicación de la regulación comunitaria o legislación italiana) porque, una vez que garantizaba la deuda senior, se vería afectado en cualquier caso (asunción de pérdidas o aportación de fondos públicos).

Nos encontramos pues ante un Estado sobreendeudado sosteniendo un sector financiero sobredimensionado, mediante una mala práctica: garantizar deuda de emisores en situación dudosa, para tratar de evitar las consecuencias de otra mala práctica “ventas indebidas, de alto riesgo a ahorradores minoristas”.

Pero, ¿qué profundidad puede tener el riesgo latente en la compleja situación actual?  El Estado y la élite financiera conocen la existencia de gobernanzas poco ortodoxas asentadas en formas jurídicas inadecuadas, sobre cuya estructura se ha cimentado una mala práctica financiera entre cuyas víctimas no sólo está el ahorrador minorista, en la medida en que pequeñas y medianas empresas familiares, relacionadas históricamente con estas entidades, temen fundadamente por sus patrimonios –que han venido colocando en acciones, deuda subordinada, deuda junior o híbrida, con alto riesgo implícito, emitidos por dichas sociedades-.

En la solución dada por el Estado italiano a la situación de los bancos de Veneto, se ha salvaguardado los intereses de los bonistas seniors. No ha sido así en el caso de los poseedores de acciones y bonos juniors.

Y esto es importante porque, el actual proceso de conversión de los mutual bank en bancos puede poner de manifiesto un problema ciertamente relevante de colocaciones indebidas de estos últimos productos de riesgo a pequeños ahorradores. Problema agravado por la concesión de préstamos para la adquisición de acciones, lo que parecía no preocupar excesivamente hasta que se agudizó la crisis de deuda soberana, afectando de lleno a las entidades financieras.

Veneto Banca registró en 2011 beneficios por 160 millones de euros. En junio de 2012 tenía 54.000 accionistas. En 2014 concedió nuevo crédito por importe de 2.400 millones de euros y el número de accionistas se había incrementado hasta 88.000. Cerró el ejercicio con 650 millones de euros de pérdidas, la mayor de su historia. Una auditoría interna estableció la concesión de préstamos para pagar la adquisición de acciones por importe de 2.900 millones de euros.

En este contexto, en enero de 2015 el gobierno italiano emite una ley para propiciar la conversión de los populari en mutual Banks, entidades no cotizadas que, en algunos casos, posteriormente se están encaminando a un proceso de consolidación y conversión en bancos. Así, Popolare di Milano y Banco Popolare se convertirán, finalmente, en Banco BPM y pasarán a ser la tercera entidad de crédito de Italia, tras Unicredit e Intesa Sanpaolo.

Otras entidades de esta tipología siguen los mismos pasos -Banca Popolare dell’Emilia Romagna, Banca Popolare di Sondrio y Banca Popolare di Bari- pero, este proceso genera una necesidad de mayor transparencia, que podría poner de manifiesto ciertos problemas. En este sentido, los 70.000 accionistas de Popolare di Bari ya están movilizados temiendo que su patrimonio invertido en acciones de la entidad sufra un recorte similar al que han debido afrontar los accionistas de Vicenza y Veneto Banca (más de 100.000 inversores minoristas de estos dos mutual Banks han sufrido un deterioro por importe de en torno a 5.000 millones de euros).

Ciertamente, el escenario es preocupante, no sólo porque atendiendo a datos de Unioncamere, lobby industrial del Veneto, el PIB de la región haya caído un 3,4% en 2016 sino porque, considerando el conjunto del país, del total crédito concedido por el Sistema, 200.000 millones (11% del PIB italiano) se clasifica en la peor situación “non performing”.

Añadamos algún elemento adicional: los inversores minoristas en Monte dei Paschi di Siena pueden sufrir serios recortes si la Entidad, ante la necesidad de fortalecer su capital, asume un mandato de conversión de 5.000 millones de euros de deuda subordinada en acciones.

Asimismo, según análisis del sector, entre un tercio y la mitad de los 60.000 millones de deuda subordinada emitida por la banca está en manos de 60.000 inversores minoristas. Inversión que, en caso de necesidad de resolución, bajo regulación comunitaria estaría sujeta a recortes.

Por otra parte, atendiendo a informes de Morgan Stanley y otros analistas, Monte dei Paschi di Siena podría tener que abordar una ampliación de capital de entre 2.000 y 6.000 millones euros, a la vez que UniCredit se vería en una situación similar por un importe que podría superar los 10.000 millones de euros.

Según Goldman Sachs, el conjunto de la banca italiana registraría un gap de capital de hasta 38.000 millones de euros.

Según datos recogidos en la conferencia organizada por la Associazione Bancaria Italiana, el pasado 14 de junio en Roma, e impartida por el vicepresidente del BCE Vítor Constâncio, el ROE medio de los bancos alemanes e italianos cotizados fue negativo en 2016. En el caso de los bancos italianos esto se debió al fuerte incremento de provisiones en algunos bancos, por créditos dudosos, en un esfuerzo por limpiar los balances. En otros grandes países de la Eurozona, Francia y España, los bancos cotizados registraron un ROE medio de 5% y 7%, respectivamente.

Mencionábamos párrafos atrás la magnitud de créditos en situación de non performing (NPLs) en el sistema financiero italiano. En la mencionada conferencia, el vicepresidente del BCE recogía que en el caso de los bancos de la Eurozona la cifra bruta del crédito en esa situación representa el 4% de los activos totales, frente al 0,8% en el caso de los bancos de Estados Unidos. Sin embargo, la situación es diversa dentro de la Eurozona. Así, en el caso de los bancos italianos, el porcentaje es del 11%, lo que indudablemente afecta seriamente a su rentabilidad. La cobertura media de dichos préstamos por provisiones y colaterales es del 82% en los bancos de la Eurozona, situándose en el 80% en el caso de los bancos italianos.

Por otra parte, la relación media precio/valor en libros se situaría en 0,94 en el caso de los bancos españoles; 0,75 en los bancos italianos; 0,76 los franceses y 0,42 los alemanes.

Concluimos con estos datos porque entendemos que reflejan de alguna manera el esfuerzo de reestructuración realizado por parte de algunos sistemas financieros.

En uno de ellos, que no registra los peores datos comparativos, se ha aplicado por primera vez el mecanismo de resolución comunitario actualmente vigente.