16 de septiembre de 2016
Encrucijada y Actitud.
La economía española sigue manteniendo un tono aceptable pero se impone la necesidad de despejar dudas. En caso contrario, la incertidumbre acabará socavando la confianza, la inversión y, en definitiva, el crecimiento y la creación de empleo.
Nuestra economía tiene mimbres para continuar bien posicionada entre las que más crecen pero, asimismo, tiene serios problemas (baste mencionar las ratios de paro, deuda o déficit). Los vientos de cola (bajos precios de la energía, financiación a tipos muy bajos, deflación salarial e incremento de la productividad impulsando las exportaciones, boom turístico) no soplan eternamente y deberían ser aprovechados para incrementar el potencial de crecimiento y ajustar la composición de nuestro modelo productivo, a fin de poner las bases de un crecimiento sostenible que permita rehacer los niveles de eficiencia y equidad socavados por la crisis.
Aprovechar estos mimbres exige orden y concierto, racionalidad, estabilidad y rigor.
Entre las pinturas negras de Goya, se incluye “La riña”, realizada por el autor para decorar la “Quinta del Sordo”. Pintura negra, riña y sordo encierran conceptos que se oponen a las exigencias recogidas en el párrafo anterior.
El último informe Fulcrum de perspectivas de la actividad económica global refleja un crecimiento global que se sitúa ligeramente por encima de la ratio de tendencia. Sin embargo, en las actuales circunstancias, hay que se ser extremadamente prudente a la hora de extraer conclusiones acerca de una posible consolidación de la recuperación.
Dicho crecimiento global, que se sitúa en el 3,4%, encierra como aspectos especialmente positivos, un incremento de las expectativas de crecimiento de Gran Bretaña (alejándose así de las previsiones negativas establecidas tras el Brexit), una mejor evolución de las economías emergentes -que se sitúan exactamente sobre su ratio de tendencia del 5,5%- y un mejor comportamiento de Rusia.
Por otra parte, disminuye el miedo a un brusco aterrizaje de la economía china, cuyo crecimiento se ha mantenido en el 7,8% durante el mes de agosto.
Una evolución menos positiva se observa en lo que se refiere a las economías avanzadas, con una tasa situada en torno al 1,5%. Según este informe, Estados Unidos sólo rompió el techo del 2% en Julio para caer de nuevo por debajo del mismo en agosto, mientras que Japón y la Eurozona mantienen un crecimiento débil.
En cualquier caso, y en lo que se refiere a Estados Unidos, es oportuno atender a otros datos que, muy posiblemente, serán tenidos en cuenta en la próxima reunión de la Fed. Así, eliminado el efecto inventarios, el crecimiento del PIB del primer trimestre habría sido del 2,4%, en lugar del 1,1% a la vez que la Fed de Atlanta estima un ritmo de crecimiento del 3,5% para el tercer trimestre; la tasa de desempleo se sitúa por debajo del 5% (2% en el caso de los universitarios) mientras que el salario por hora trabajada sube un 2,6%; la inflación subyacente alcanza el 2,2% y la expectativa de inflación de los consumidores, a largo plazo, se sitúa en el 2,6%; las viviendas construidas -650.000- alcanza máximos de los últimos 9 años y su precio se incrementa a un ritmo del 5,1%. Atendiendo a estos datos, y después de un verano relativamente tranquilo en los mercados, la Fed podría optar por una nueva subida de tipos.
Por otra parte, cabe prever la continuidad en la mejora de las condiciones económicas, sustentada en una menor dureza de la política fiscal –que, especialmente en Japón y Gran Bretaña mantendría un tono expansivo en lo que resta de 2016 y en 2017- y en el apoyo necesario desde el ámbito de la política monetaria.
El aumento del consumo real –impulsado por la caída de los precios de la energía- y el incremento de la actividad manufacturera representan, asimismo, factores positivos que deben contribuir al mantenimiento de la actividad.
Así, tanto la encuesta global del sector manufacturero elaborada por JP Morgan como las previsiones de Fulcrum para dicho sector han mejorado respecto a las existentes a inicio de 2016 (una vez estabilizados los niveles de inventario).
Por otra parte, en lo que se refiere a la debilidad del crecimiento de las economías avanzadas, es oportuno considerar cómo, en la actual situación de la Eurozona, podemos asistir a un mayor protagonismo de la política fiscal -demandado de forma insistente desde el BCE- y recogido recientemente en el discurso del Presidente de la Comisión Europea.
Indudablemente, la inversión eficiente, regulada y transparente, en infraestructuras y en apoyo a la innovación y al desarrollo tecnológico de las empresas, redundaría en una creación de empleo de calidad y, por otra parte, se realizaría a unos costes de financiación a largo históricamente bajos, a la vez que apoyaría a una política monetaria que se ha visto obligada a adoptar medidas que implican un riesgo evidente y una contestación creciente.
El escenario actual mantiene los factores de riesgo que hemos venido recogiendo en apéndices anteriores pero, asimismo, muestra elementos de mejora que podrían permitir un crecimiento sostenido.
Por otra parte, la economía española encierra el potencial suficiente para aprovechar estos elementos y consolidarse en la primera línea del crecimiento. El requisito para alcanzar este fin: rigor en las decisiones económicas y madurez y sensatez en el comportamiento de los agentes económicos y sociales, especialmente en aquellos que ostentan puestos claves en los distintos ámbitos.
Como hemos mencionado, la situación actual representa una encrucijada. No sólo en lo que se refiere a la Eurozona, sino para la economía global. Baste mencionar, en este sentido, los precios alcanzados por bonos y acciones o la inevitable dificultad que deberá afrontarse en el camino de vuelta en las medidas de política monetaria implementadas durante los años de crisis.
Atendiendo a los notables riesgos subyacentes recogíamos en un anterior apéndice la necesidad de abandonar la “periferia” económica, expuesta siempre a sufrir, de forma extrema, la volatilidad de los mercados.
En los momentos de encrucijada, la necesidad se torna exigencia. Por esto, hemos querido recoger una imagen gráfica contundente: la pintura negra de Goya, y un lienzo significativo: “la riña”, en la medida en que representan aspectos negativos que, de forma recurrente, han impedido nuestro desarrollo económico y social. Frente a estos, el rigor, la racionalidad, la madurez y la sensatez contribuirán a situar a España en un lugar central entre el conjunto de países de la Eurozona. Tenemos potencial para ello. Acompañémoslo de la actitud necesaria.