21 de octubre de 2016
Aprender en cuerpo ajeno.
Los ratios de solvencia representan uno de los indicadores con los que el regulador mide la salud financiera de un banco. Dichas ratios reflejan los fondos con los que las entidades financieras cuentan para hacer frente de forma inmediata a posibles pérdidas derivadas del riesgo que asumen a través de los activos que poseen.
De entre las ratios con las que se mide la solvencia de las entidades financieras (…Common Equity Tier 1 o CET1, Tier 1 y Capital Total), los mercados ponen especialmente el foco en aquellas que conllevan el capital de máxima calidad (formado por los activos con mayor capacidad para absorber pérdidas). La ratio CET 1 Fully-Loaded, incorpora todas las exigencias del regulador de cara al final del período de transición establecido para la aplicación plena de Basilea III, aunque aplicada a los datos actuales. Ciertamente, esta ratio sólo representará una obligación plena al final de dicho período, pero los mercados ya le hacen seguimiento.
Asimismo, y en un contexto de adaptación del sector financiero a las exigencias de solvencia que establece Basilea III, los inversores tienen en consideración otras ratios que consideran más exigentes, tal es el caso de la ratio de apalancamiento.
¿Cuál es el sentido que subyace a estas ratios?
Digamos que Basilea III presta notable atención al riesgo de “pánico bancario” y que, lógicamente, esto implica una consideración especial, aunque no exclusiva, de las entidades sistémicas.
En este contexto, las entidades financieras cotizadas, y de forma especial las consideradas sistémicas, tienen sobre sí la presión derivada de cierta exigencia -por parte de los inversores- respecto a satisfacer anticipadamente las ratios consideradas más significativas.
Esta presión sobre las entidades responde no sólo a la posible necesidad de captación de inversiones sino al objetivo de evitar constituirse en foco de atracción de posiciones especulativas bajistas que pueden ser desencadenadas ante cualquier situación de incertidumbre.
Hace unos meses, en su informe sobre el sector financiero alemán, el FMI se refería a Deutsche Bank como uno de los más importantes contribuidores netos a los riesgos sistémicos en el sistema bancario global, atendiendo a sus interconexiones con el resto de entidades financieras relevantes, circunstancia que remarcaría la importancia de asegurar la resistencia y estabilidad de la entidad.
Al mismo tiempo, la prensa alemana mencionaba la existencia de un plan de rescate por parte del estado alemán, eventualidad negada por el gobierno de este país.
Así, una sucesión de hechos arrojaban sombras y generaban incertidumbre sobre una entidad muy relevante, a lo que hay que añadir el factor amplificador que siempre representan las grandes posiciones bajistas adoptadas por fondos especulativos que, en la búsqueda de beneficios, no reparan en las consecuencias de sus actuaciones y que han afectado seriamente a la capitalización bursátil de la Entidad.
Sin embargo, mientras que el nuevo marco regulador exigirá que toda entidad exhiba una ratio de capital CET1 del 7%, el informe financiero de Deutsche Bank relativo al segundo trimestre de 2016 muestra un CET1 que se sitúa en 10,8% (a la vez que también se satisfarían, de forma holgada, otras ratios de menor calidad de capital).
Atendiendo a la relevancia de lo acontecido en los mercados bursátiles, es aconsejable tratar de profundizar en las razones que han dado lugar a que, a pesar de este cumplimiento, dicha Entidad esté siendo objeto de una notable actividad especulativa bajista. Toda Entidad debe extraer lecciones y aprender de estas experiencias a fin de operar de forma anticipada y evitar sufrirlas.
Por nuestra parte, vamos a tratar de contribuir a ello, siquiera de forma modesta.
Indudablemente, la intención anunciada por parte del Departamento de Justicia de Estados Unidos de multar con hasta 12.500 millones de euros a dicha Entidad representa un factor substancial desencadenante.
Sin embargo, los analistas consideran que de esta cantidad, en torno a algo más de 5.000 millones ya estarían dotados y que la diferencia reduciría su ratio CET1 sólo hasta un nivel próximo al 9% lo que la mantendría por encima del mencionado 7%.
Adicionalmente, se considera que es muy posible que la cantidad de 12.500 millones descienda, finalmente, hasta el entorno de los 6.000 millones.
Por otra parte, esta Entidad, puede recurrir a una ampliación de capital sin problemas previsibles y, en este sentido, el país en el que tiene sede cuenta con un notable grupo de grandes empresas que podrían estar dispuestas a acudir a dicha ampliación, sin mencionar los fondos soberanos que, asimismo, podrían estar interesados en la misma.
De otro lado, con relación al posible contenido del plan de rescate mencionado por la prensa, es impensable que Alemania actuase al margen de la regulación establecida en esta materia por parte de la autoridad monetaria pero, en cualquier caso, entendemos que las circunstancias no lo van a exigir ya que, en el caso de Estados como el alemán, el mero hecho de representar un poder económico y financiero muy notable, a la vez que refugio de capitales, suele evitar necesidades extremas.
Pero, establecidas estas matizaciones, ¿qué lecciones se pueden extraer de este episodio?
a- Parece conveniente adaptarse a la mayor celeridad posible a las ratios y niveles de exigencia que estarán en vigor al final del período de adaptación a Basilea III.
b- Una parte de los mercados considera que algunas ratios de referencia no son suficientemente exigentes y hacen seguimiento a otras ratios que, a su entender, recogen mejor el riesgo real para los inversores.
En este sentido, algunos informes publicados calculan la ratio CET1 no con respecto a los activos ponderados por riesgo sino comparados con los activos totales en balance lo que, en algunos casos, haría bajar substancialmente el nivel alcanzado en dicha ratio.
Asimismo, dichos informes ya hacen seguimiento a la ratio de apalancamiento que recoge Basilea III.
Esta ratio mediría la solvencia de una entidad frente a los activos netos en su balance y frente a otros elementos ‘fuera de balance’ (derivados; operaciones de financiación de valores) y exigiría un nivel mínimo de 3%. Situarse por debajo de este mínimo, abocaría a una Entidad a un escenario de necesidad de capitalización.
Los análisis publicados recientemente por algunos de los bancos de inversión americanos más relevantes y poderosos en términos de creación de opinión, sustentados en los criterios y categorías establecidas por el regulador americano, han contribuido significativamente a generar incertidumbre sobre la solvencia de algunas entidades sistémicas.
Según estos criterios, situarse por debajo del 3% en la ratio de apalancamiento asigna la categoría de “significativamente infracapitalizado”. Ubicarse por debajo de la frontera del 2% en la ratio que compara el Patrimonio Tangible con los Activos Totales, asigna la consideración de ‘críticamente infracapitalizado’.
En este contexto, es oportuno remarcar la necesidad de cuidar extremadamente la capacidad de captación de capital, a cuyos efectos es fundamental poder ofrecer una buena rentabilidad a los posibles inversores y, para ello, haber implementado las medidas de ajuste y rentabilización de recursos necesarias, orientadas a incrementar el margen bruto y reducir los costes de explotación.
La importancia de traer a colación el episodio recogido en los párrafos iniciales, así como los conceptos y ratios considerados en los informes de los bancos de inversión, responde a que entendemos necesario alertar sobre la conveniencia de adaptarse y actuar anticipadamente ya que, no todos los bancos son la principal entidad financiera de uno de los países refugio más relevantes, ni disponen de la capacidad de convocatoria de inversores -privados y soberanos- que, fundamentalmente por dicha razón, atesora el principal banco alemán.
En este sentido, aunque un sistema financiero determinado haya realizado ya un esfuerzo de saneamiento y reestructuración sobresalientes, no deja de ser conveniente que sus entidades recojan y analicen toda experiencia significativa y aleccionadora.
Aprender en cuerpo ajeno.